martes, 15 de enero de 2008

Teoría Desconstructiva

[Primera Sesión: El Tipo Sexual]

Una primera parte del libro de Ricardo Llamas (Teoría Torcida, Prejuicios y discursos en torno a «la homosexualidad») intitulada Puntos de Partida, recoge los temas de la inflación discursiva del secreto, el régimen de la sexualidad, la dicotomía entre construcción social o esencia, y las realidades gays y lésbicas. El autor, nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1966, cuestiona pronto los términos sexo y homosexualidad, entre otros, haciendo notar su suspicacia acerca del origen y uso de éstos.


I. LA INFLACIÓN DISCURSIVA DEL SECRETO

En este apartado, Llamas se refiere a las prácticas e ideas clasificatorias e identificativas que se vislumbran ya durante el siglo XVIII y que alcanzan su madurez a finales del XIX. Evidentemente, siempre existió «la homosexualidad» si la entendemos como atracción entre personas del mismo sexo. Ocurre, sin embargo, que el concepto y la categoría de homosexual, entendido desde su propio origen decimonónico, tiene una significación mayor a la anteriormente señalada: una enfermedad (hasta hace apenas unos 30 años), una perversión, algo anti-natural y monstruoso, un pecado condenado por la divinidad pero, sobretodo, un tipo sexual, una categoría que arropa al individuo que la posee, calificando todo su ser.

Recibir la confesión y emitir juicio a tal «secreto» era hasta entonces monopolio de los eclesiásticos, quienes no veían al secreto sino que como un pecado más, la «sodomía», falta propia de cualquier hereje y no de un tipo particular. El afán cientificista creó el término «homosexual» y le adjudicó significados añadidos. La ciencia moderna, como expresión del contexto socio-cultural de Occidente, recurre a la “implantación perversa”: le adjudica así a «lo homosexual» unas características y roles específicos, relegándolo a un espacio y tipo determinado: lo homosexual se convertía en lo afeminado, lo andrógino y lo perverso; y con ello se convertía en algo más fácilmente tipificable.


II. EL RÉGIMEN DE LA SEXUALIDAD

Tal categoría viene a llenar un espacio en la sociedad, el del monstruo homosexual, que cumple el rol de antítesis de la moral, de lo correcto pero, sobretodo, de lo útil y de lo productivo. Foucault se pregunta: “¿Toda esa atención charlatana con la que hacemos ruido en torno a la sexualidad desde hace dos o tres siglos, no está dirigida a una preocupación elemental: asegurar la población, reproducir la fuerza de trabajo, mantener la forma de las relaciones sociales, en síntesis: montar una sexualidad económicamente útil y políticamente conservadora?” El proceso de creación de la sexualidad, campo ejecutado por la psiquiatría, resume a la persona en su sexo (que son sólo dos), y tal concepto abarca el aspecto biológico, social, erótico y espiritual en uno solo. De manera que cualquier otra posibilidad viene siendo una anormalidad. El «homosexual» debe entonces aceptar una doble segregación, la que le condiciona con el sustantivo «hombre» y la otra que le constriñe con el adjetivo que le corresponde.


III. CONSTRUCCIÓN SOCIAL O ESENCIA: LOS LÍMITES DE UNA DICOTOMÍA

“La relación entre la historicidad (el relativismo de dicho régimen) y la inherencia (el determinismo que éste establece como evidente) resulta epistemológicamente contradictoria e intelectualmente conflictiva” (pág. 21). En este apartado, Llamas se refiere a la polémica entre los construccionistas y los esencialistas. Para los primeros, la «homosexualidad», lo que se entiende como homosexual (sus caracteres definitorios), es una construcción social, propia de un contexto histórico, geográfico y cultural. La doctrina esencialista, en cambio, considera que las identidades sexuales son constantes y universales, y que se manifiestan históricamente en la propia conciencia de pertenencia a una minoría sexual particular.


IV. LAS REALIDADES GAYS Y LÉSBICAS Y EL ACCESO A ÉSTAS (Y A OTRAS) SUBJETIVIDADES

Frente a la problemática de la concepción de «homosexualidad» imperante en Occidente, ¿cómo deberíamos acercarnos a las realidades gays y lésbicas? Nace la interrogante de si es aceptable defender los derechos de las minorías sexuales desde el propio marco establecido por el régimen de la sexualidad (haciendo apología de aquellas características que tal régimen le asigna al «homosexual», por ejemplo), o si más bien se debe buscar romper tales estereotipos. La identificación que del homosexual llevan a cabo los “epistemólogos de la homosexualidad” torna aún más difícil el acceso a las subjetividades gays y lésbicas: para quienes no se enmarcan dentro de las líneas establecidas por los epistemólogos, su no-adecuación a la norma puede hacerles aparecer como fuera de la comunidad a la que querrían defender, y los que sí se enmarcan en dichas líneas no desean confirmar los estereotipos planteados, pues ello significaría confirmar, dar vigor y legitimar a la norma.

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